Los Sistemas de Información Geográfica han sustituido la ‘imagen estática’ de aquellos mapas con los que, durante las últimas décadas, se ha gestionado la extinción de incendios forestales, permitiendo combatir el fuego de una manera mucho más eficiente
Desde comienzos del éxodo rural en los años 60 y el consecuente abandono de muchas de las tierras agrícolas repartidas por la geografía española, nuestro país ha vivido una larga historia de incendios forestales potenciados, además, por la reforestación con especies vegetales inflamables, el famoso calentamiento global, las sequías… ¡e incluso la mano del hombre! Tan solo en la primera mitad de 2017 se han registrado más de 5.000 incendios forestales en España y, para combatirlos, tecnologías como los Sistemas de Información Geográfica (GIS) aportan su granito de arena.
Los SIG ofrecen a sus usuarios la posibilidad de estimar el riesgo de incendio a través del análisis de una serie de criterios: el tipo y estado de la vegetación, la orografía del terreno y las condiciones meteorológicas. El análisis de estos datos permite obtener una serie de índices de riesgo en base a los que determinar el comportamiento del fuego y adecuar las medidas de prevención:
1. Índice Territorial de Riesgo de Incendio: según la orografía del terreno, el tipo y estado de la vegetación de la zona.
2. Índice Orográfico: según la pendiente del terrero, la cual puede favorecer la propagación vertical del fuego
3. Índice de Combustibilidad de la Materia Vegetal: según el contenido en agua, el tipo de tejido, la estructura y la distribución de la materia vegetal.