La industria médica se está transformando rápidamente. Cada vez más profesionales y pacientes utilizan dispositivos facultativos con conexión a Internet para el control rutinario y para monitorizar el ejercicio, sin embargo, la seguridad no se aplica con la misma rapidez.
Los dispositivos conectados a Internet que controlan nuestra actividad, dentro y fuera del hospital, suelen estar repletos de datos confidenciales, ya sea información relativa a la identidad del paciente, información médica o financiera para la facturación, y a la vez suelen ser bastante inseguros.
“Fácilmente podría accederse a datos como el correo electrónico, el nombre de usuario, la contraseña y los datos proporcionados por el GPS, incluyendo la dirección particular o laboral o información sobre si el usuario está fuera de casa o dormido”, explican desde el laboratorio de la empresa de software de seguridad, ESET.
Un ataque a un dispositivo médico, como una bomba de insulina o un marcapasos con posibilidad de conexión a otros dispositivos, podría permitir que los delincuentes hicieran una serie de cambios a las medidas prescritas, lo que podría causar problemas médicos graves (o incluso mortales, según las investigaciones realizadas durante los últimos años al respecto).