Afortunadamente, la creciente sensibilidad respecto a este problema por parte de las administraciones está haciendo que cada vez haya menos barreras arquitectónicas para este colectivo en los espacios públicos.
En el terreno del turismo accesible también se están dando importantes pasos, y uno de los lugares más visitados en España, como es el Real Monasterio del Escorial, en Madrid, ha sido uno de los primeros en llevarlo a cabo mediante la oruga salvaescaleras.
El objetivo de cualquier mejora para alcanzar la accesibilidad en nuestro patrimonio, es que las personas con movilidad reducida puedan visitar de forma autónoma la práctica totalidad de los lugares o monumentos, eliminando los frecuentes obstáculos o cambios de nivel.
Si bien, cualquier obra o medida llevada a cabo, debe estar acorde con el entorno y no ir en prejuicio de este patrimonio, tanto estéticamente, como respecto a la propia conservación del medio y de los monumentos.
En el caso de el Real Monasterio del Escorial, se ha optado por la oruga salvaescaleras, cuya colocación en diversos puntos facilita el acceso al 95% del recinto. Así, por ejemplo, la zona de clausura y la biblioteca ya pueden ser visitadas con total libertad por parte de este colectivo gracias a esta tecnología. Los trabajos contaban con una dificultad añadida por la peculiar construcción del edificio, que se ha salvado finalmente con la colocación de rampas en el Patio de los Reyes y el Patio de Coches o un elevador a la planta segunda, entre otros emplazamientos.
La oruga salvaescaleras permite la adaptación a cualquier tamaño de silla de ruedas y su uso es muy sencillo, lo que facilita también su desmontaje en el caso de recepciones o actos oficiales a celebrar en el recinto, muy numerosos a lo largo de todo el año.
