Llegó por fin el salto generacional. 2006 marcó un antes de un después en la historia moderna de los videojuegos con la llegada de Wii.
Por primera vez un mando reconocía los movimientos de tu cuerpo. Tal fue el golpe para la industria, que más tarde o más temprano todas las compañías del sector acabaron por adaptar sus dispositivos a la detección del movimiento.
Seis años después el sector de los videojuegos vuelve a reinventarse: ayer salió a la venta junto con 23 juegos Wii U, la consola de sobremesa de nueva generación que introduce un manera totalmente distinta de interactuar en el salón de tu casa, y también entre los salones de todo el mundo.
La elección del nombre de la primera consola de nueva generación no es casual. Wii U reúne lo mejor del juego en grupo que introdujo su antecesora (Wii), pero cambiando totalmente tu forma de interactuar con los videojuegos y proporcionándote una experiencia individual que no habías visto hasta ahora (U).
Y todo gracias a la introducción del mando más grande y más completo que jamás haya salido al mercado: el Wii U GamePad, que incluye por primera vez una pantalla de 6,2 pulgadas independiente de la del televisor.
Sí, el cambio viene, otra vez, porque el nuevo mando ha tirado por la ventana las antiguas normas de juego. El impulsor de la idea no podía ser otro que uno de los genios creativos de Nintendo, el recientemente galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación y las Humanidades Shigeru Miyamoto.
“Mi objetivo con el Wii U GamePad, y por tanto con Wii U, era conseguir ofrecer a los usuarios de todo el mundo formas de entretenimiento interactivo que no hayan experimentado antes”, ha comentado él mismo en varias entrevistas.
