Los JJOO de Río 2016 fueron los primeros Juegos Olímpicos Digitales de la historia y marcan un antes y un después en este acontecimiento deportivo en ámbitos como la ciberseguridad, el acceso a los resultados, la planificación de las diferentes pruebas, la personalización de la experiencia de los espectadores y su capacidad de interacción.
Nunca antes se había ofrecido tanta información y nunca antes los usuarios habían podido navegar entre las diferentes disciplinas deportivas y elegir la competición deseada.
A partir de esta experiencia y de la de los próximos Juegos Olímpicos de Invierno de Pyeongchang 2018, Tokio 2020 planteará nuevos y apasionantes desafíos que mejorarán aún más la experiencia interactiva, móvil y en la nube de miles de millones de personas en todo el mundo, que dejarán de ser meros espectadores para convertirse en protagonistas activos.