A través de los cajeros automáticos podemos realizar algunas operaciones bancarias que van desde la simple consulta del estado de nuestra cuenta.
Transferir dinero hacia otras cuentas y retirar efectivo sin la necesidad de tener que entrar en la entidad bancaria y aguardar colas. Acudir a un cajero automático es algo cotidiano y rutinario en nuestras vidas, pero debemos tener en cuenta algunas cuestiones por seguridad.
Según Jorge Mieres, analista de malware de Kaspersky Lab, por cada transacción bancaria que realizamos en un cajero se genera e imprime para el usuario un comprobante que garantiza la correcta realización de esa transacción que, en definitiva.
No es más que un “respaldo” para el usuario emitido por la entidad bancaria. Este comprobante constituye un documento que posee los datos de la transacción bancaria y de quién ha realizado ese movimiento o consulta, entre otros datos importantes que pueden ser empleados con fines fraudulentos por personas malintencionadas.
Habitualmente, no prestamos atención a los datos que incluye ese comprobante y en muchas ocasiones simplemente los tiramos en la papelera del mismo recinto donde se encuentra el cajero.