Expediente Cryptojacking: Un coste oculto

El Cryptojacking es el concepto que marca este 2018 en ciberseguridad, y que se ha convertido en la principal amenaza para la seguridad y el rendimiento de los dispositivos electrónicos durante la primera mitad del año. Una práctica en auge entre los black hat, con 2,4 millones de casos registrados en Windows en lo que llevamos de año.

Desde PandaLabs, el laboratorio anti-malware de Panda Security, así lo determinan: aunque los tipos de malware “tradicionales” como troyanos o gusanos siguen siendo muy utilizados por los atacantes, las nuevas técnicas de ataque – como los fileless o ataques sin malware, y los cryptominers- muestran las tasas de crecimiento más rápidas.

Tanto es así que Bitcoin, la moneda digital más usada en todo el mundo, fue incluida entre las candidatas a palabra del año 2017 de la Fundéu BBVA, lo que es un buen ejemplo de la repercusión que tienen las divisas virtuales en estos momentos.

Y es en esta esta continua evolución de la ciberdelincuencia, en la que los ciberdelincuentes se las idean con nuevas tácticas para inflar sus bolsillos, donde estas organizaciones criminales han encontrado un nuevo filón: la minería de criptomonedas.

Pero para entender cómo y por qué “los malos” quieren minar criptomonedas a nuestra costa.

La aparición de las primeras criptomonedas está asociada a la necesidad de crear transacciones anónimas. En 2009 se creó
la primera de ellas: el bitcoin. Actualmente existen más de 1.300 criptomonedas diferentes, con orígenes y características diversas, pero todas coinciden en su naturaleza digital y en la intención de asegurar el anonimato de las transacciones.




Acerca del autor

Daniel Gutiérrez

Periodista. Escribiendo desde el 2010 sobre tecnología y sobre todo tipo de gadgets.

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