Ahora que el verano se encamina hacia su fin, es el momento de regresar a las aulas. El año escolar ofrece nuevas materias y asignaturas, pero no parece que haya llegado todavía el momento para que nuestro sistema educativo introduzca la ciberseguridad entre ellas.
En Estados Unidos, el departamento equivalente a nuestro Ministerio de Empleo en sus estadísticas de empleo estima que el número de empleos en ciberseguridad va a crecer en un 53% en los próximos años.
Sin embargo, estas cifras se quedan atrás de las reveladas por un estudio de Intel y el CSIS (Center for Strategic and International Studies), en el que un 82% de las empresas participantes reconocieron que su demanda de expertos en ciberseguridad no se iba a cubrir.
Es bastante normal que se produzcan brechas entre demanda y oferta de especialistas, sobre todo en industrias en rápida expansión, pero en este caso estamos ante una especialmente preocupante. El mismo estudio de Intel y CSIS ha desvela que el 25% de las empresas participantes confirmaron que habían sido víctimas de robos de información propietaria favorecidos por la ausencia de personal cualificado.
Pero no estamos hablando únicamente de que haya más estudiantes en ciberseguridad. Es igualmente importante educar a los estudiantes en las mejoras prácticas de ciberseguridad.
Todos y cada uno de los empleados, desde el último becario a la cabeza de la empresa, deben ser entrenados en hábitos ciber seguros, especialmente mientras esta brecha profesional no se cierre.
