Cuando llegó la mensajería instantánea a nuestras rutinas y móviles todo parecía indicar que era un gran invento, inmediatez y masividad al mismo tiempo.
Sin embargo, se ha comprobado que un mal uso puede convertirla en una pesadilla. Grupos de varios destinatarios con eternos mensajes sin leer, teléfonos escacharrados, críticas, rumores infundados, desconocidos que irrumpen en tu tiempo de ocio…
Estas alteraciones son especialmente intolerables en determinados ámbitos de trabajo como, por ejemplo, en el entorno educativo.
Recientemente han surgido voces indignadas desde esta comunidad, profesores molestos por ser contactados continuamente fuera de horario lectivo o padres en contra del uso de los grupos masivos de chats que invaden con mensajes desordenados, poco precisos e incluso, en muchas ocasiones, violentos.