Tras el reciente fallo de la sentencia Safe Harbor, muchas empresas están preocupadas por cómo pueden almacenar sus datos de la forma más segura posible, pero manteniéndolos a disposición de los empleados en cualquier lugar.
El término ‘Safe Harbor’ se refiere a un acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos. Este acuerdo fue aprobado por la Comisión Europea a principios del 2000 y permite la transferencia de datos personales de países de la Unión Europea a EEUU en cumplimiento de la Directiva de protección de datos de la UE.
A comienzos de octubre del año pasado, el Tribunal Europeo de Justicia decidió que Safe Harbor no ofrecía una adecuada protección los datos entre Europa y EEUU, declarando nulo el acuerdo.
Sin embargo, el Tribunal dio de margen a ambas partes hasta el 31 de enero de 2016 para alcanzar un nuevo acuerdo. Las dudas acerca del tratado se deben al escepticismo con respecto a la Ley Patriota de EEUU, que en ciertos casos permite al gobierno de este país acceder a datos protegidos para vigilar posibles amenazas terroristas.
Para las empresas de la UE y Estados Unidos, el acuerdo Safe Harbor supuso una “red de seguridad” que permitía la transferencia de datos entre ambas zonas. Cualquier empresa podía autoemitirse una certificación garantizando que los datos transferidos desde Europa a Estados Unidos estaban protegidos en centros de datos norteamericanos.