Que los smartphones condicionan nuestras vidas es una realidad que nadie discute. Y ya no sólo por el uso ocioso que hacemos de ellos sino por el hecho demostrado de que cada vez realizamos más tareas de nuestra vida diaria a través del móvil.
Operaciones de banca, compras online, documentos profesionales, reservas turísticas… La vida móvil es una tendencia ya no de futuro sino de presente, y las tecnologías caminan en esa vía. Los propios smartphones se refinan, actualizan y optimizan con nuevas funciones, más capacidades y diseños revolucionarios.
El esfuerzo de los grandes fabricantes (Apple, Samsung…) por sacar al mercado el modelo más novedoso y puntero es cada vez mayor, al igual que las exigencias de los usuarios.
Sin embargo, y pese a esos grandes esfuerzos y millonarias inversiones, aún no han encontrado con la fórmula para aumentar la duración de la batería, que representa precisamente la primera y más importante demanda de quienes adquieren los teléfonos.
De hecho, el 89% de los consumidores estarían dispuestos a sacrificar otras prestaciones siempre y cuando dispongan de mayor autonomía.