A fines del año pasado, Apple admitió que había acelerado la CPU en algunos modelos anteriores de iPhone. Estas unidades contenían baterías gastadas que no estaban a la altura de proporcionar el teléfono con la potencia suficiente para realizar ciertas tareas complejas.
Cuando eso ocurra, el iPhone en cuestión se apagará, lo que obligará al usuario a reiniciar el teléfono. Apple incluyó el software necesario para acelerar estos modelos más antiguos a través de la actualización iOS 10.2.1, y nunca le contó al público lo que estaba pasando hasta diciembre pasado.
Además de ofrecer 29 dólares de batería hasta el final del año (reducido de los 79 dólares), la compañía agregó ciertas herramientas en iOS 11.3 que permiten a los usuarios del iPhone controlar la salud de la batería en sus teléfonos.
La actualización también permite a los propietarios de estos modelos bloquear a Apple para que no llegue a estrangular la CPU en sus teléfonos, sin importar la condición de la batería que contenga.
Más interesante es el hecho de que, si bien el iPhone 5s de Apple recibió iOS 11.3, el modelo de iPhone más antiguo que lo hizo, no tiene las características de salud de la batería. Eso es porque Apple dice que oficialmente no acelera la CPU en ese dispositivo.
