En los últimos años, gran parte del debate en torno al trabajo flexible se ha centrado en los empleados. Desde la perspectiva de los trabajadores, tener la posibilidad de eliminar los desplazamientos a la oficina, ahorrar dinero en trajes y ropa y evitar las distracciones en la oficina, son temas importantes para esta petición.
Pero ¿qué pasa con el punto de vista del empleador? Muchos directivos consideran el trabajo flexible como un beneficio únicamente para los empleados, sin ninguna ventaja significativa para la empresa. Una muestra de esto es que según los resultados de una encuesta de FlexJobs y WorldatWork, solo el 3% de las compañías están tratando de cuantificar su retorno de la inversión ofreciendo flexibilidad laboral o trabajo flexible.
En parte, esta visión de los directivos puede deberse a que el foco se suele poner en las ventajas del trabajo flexible para los profesionales, de manera unilateral.
Por ejemplo, mejorar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal y la satisfacción de los empleados son dos de las principales ventajas típicamente discutidas que se centran exclusivamente en los empleados. Sin embargo, lo que generalmente no se tiene en cuenta son los relevantes beneficios económicos a corto y largo plazo que las empresas pueden obtener al ofrecer programas de trabajo flexibles.